Antecedentes: un canal que no cayó del cielo.

En el contexto de un proyecto de la Confederación para la adecuación ambiental del Júcar en Cuenca, casi quince años más tarde de la construcción del canal inicial, se planteó la necesidad de modificarlo en profundidad. El principal problema del canal antiguo era la falta de un diseño adecuado, que conjugara demanda deportiva y dimensionado hidráulico. Perdía toda su cota, y la mayor parte del interés y dificultad, en los primeros quince metros.

La entrada del antiguo canal de CuencaLa Confederación Hidrográfica del Júcar encargó la elaboración del nuevo proyecto a una consultoría sin experiencia en este campo. El resultado fue un proyecto sin ningún sentido deportivo -tenía, por ejemplo, veinte metros de anchura (¿?)-, en el que los únicos cálculos eran los de inundabilidad de las márgenes, y no abordaba la parte más compleja del funcionamiento del canal con obstáculos, ni la disposición de estos. Aún así, el proyecto fue pasando todos los trámites, ante el desinterés absoluto y pasividad de la directiva del club local de aguas bravas, "Las Grajas", que durante 2005 y la primavera de 2006, que estaba, como se dice habitualmente, a por uvas...

Afortunadamente, algunos socios preocupados comprobamos, en el último momento y con sorpresa, que se había aprobado el proyecto de construcción de un canal inútil, y se iba a comenzar el proceso de adjudicación: se escapaba de entre las manos una oportunidad única para el piragüismo en aguas bravas conquense.

Se promovió una reunión de urgencia convocando a los interesados en el canal. La negativa del Club a tratar la situación creada desembocó en una situación cuando menos paradójica: la veintena de asistentes eran todos socios del Club, pero la reunión, que tuvo lugar el 4 de abril de 2006,hubo de realizarse al margen de éste. En el acta quedaron reflejadas las respectivas posturas y ausencias. Finalmente el interés general y la lógica se impusieron, y con sólo un voto en contra de la construcción del nueva canal-el de un competidor habitual de slalom (!)-se aprobaron las mociones propuestas.

Tras un cambio de directiva propiciado por esta crisis, se recondujo la situación ya desde el club, que a partir de entonces tuvo una implicación activa en el proyecto. Se propuso una revisión radical del proyecto inicial ante la Confederación y el Ayuntamiento. Se hizo ver a ambas instituciones que se iban a dilapidar cerca de doscientos millones de pesetas en una obra civil inútil, en el que la mayor parte del presupuesto se desperdiciaba en un sistema de regulación de cota a la entrada totalmente innecesario, además de con riesgo para las personas. Además, toda la colocación de los obstáculos quedaba sin diseño previo, ni deportivo ni hidráulico. Afortunadamente, tanto el Ayuntamiento de Cuenca (receptor de la obra), con un apoyo activo de sus concejales de Obras y Deportes, como la Confederación Hidrográfica del Júcar hicieron suyos los argumentos técnicos y económicos de la nueva directiva, y propusieron un director técnico específico para el rediseñar el canal, aportando los fondos adicionales necesarios. No es frecuente que una Confederación cambie un proyecto a instancias de un pequeño Club, pero en este caso lo hizo.

Así se sentaron los cimientos para la construcción definitiva del nuevo canal. A finales de 2007 los presupuestos estaban aprobados, los permisos ambientales concedidos, el compromiso de modificar el proyecto adquirido por la Confederación, las direcciones de obra comprometidas y la obra adjudicada y lista para comenzarse.